miércoles, 30 de noviembre de 2011

CHÁVEZ EN EPISODIOS DE DOCTOR HOUSE.

CHÁVEZ EN EPISODIOS DE DOCTOR HOUSE.
Edgard J. González.-


La televisión está siempre a la caza de nuevas modalidades para enfrentar el tedio que la repetición necesariamente causa en las audiencias. Del blanco y negro pasamos al color, de las tomas sencillas a partir de dos o tres cámaras, a la simultaneidad de muchas cámaras, incluyendo tomas aéreas, intercaladas con acercamientos que muestran hasta las marcas del acné en las caras de los protagonistas. De las transmisiones en vivo y directo, pasamos a los programas grabados y editados, del sonido monofónico saltamos al estereofónico, y ya llegan las imágenes en tres dimensiones, que en algunos equipos ni siquiera requerirán del uso de lentes especiales.

Los temas también varían, hay programas de entretenimiento, telenovelas que son marca registrada de Latinoamérica, documentales sobre la Naturaleza y la Cultura, y Series que abarcan desde cotidianidades hogareñas hasta aventuras en el espacio interestelar, policiales, de vampiros, grupos de solteros o casados en formato de drama o de comedia. Pero nos limitaremos al mundo de la Medicina visto desde la perspectiva de los productores de Hollywood, para representar la evolución en cada submundo televisado, a fin de sorprender a los televidentes y garantizar que se queden enganchados, ofreciéndoles cambios que refresquen las tramas y logren en el público el espejismo de que están frente a algo novedoso, distinto a lo anterior, ergo interesante y digno del tiempo que va a permanecer ante el receptor de imagen y sonido, ante la carnada de una serie que le da al tema un enfoque absolutamente diferente a todos los conocidos previamente.

Los dramas asociados a la salud comenzaron en la TV con los famosos doctores Kildare y Ben Casey , series que giraban en torno a la figura carismática y bonachona de estos galenos, más bien representantes de la praxis médica familiar, pues en general los pacientes pertenecían a un grupo social restringido geográficamente, y todos terminaban conociendo y agradeciendo por su eficaz tratamiento curativo, al galán en bata blanca con el estetoscopio al cuello.

La modernización en los enfoques trajo consigo modelos mucho más complicados, desde grandes hospitales surgían los melodramas que secuestraban nuestra atención con cortas escenas en contínuas ráfagas, muchos protagonistas y pacientes simultáneamente, todo convergiendo en múltiples finales, donde por igual se salvaban unos cuantos pero también le declaraban la hora de la muerte a otra porción, como para reflejar lo que sucede en la vida real (aunque los métodos, la parafernalia de equipos y la pulcritud de los ambientes hospitalarios no fuese para nada semejante a la que estamos acostumbrados a encontrar en los países tercermundistas). La serie más popular y representativa de esta etapa fue ER (Emergency Room), a partir de allí tuvieron que devanarse los sesos los creativos de la TV en el imperio, para ingresar a una nueva etapa, que pudiera superar el rotundo éxito obtenido por ER y en lo particular, sus protagonistas. Con Grey’s Anatomy trataron de superar ER pero apenas mostraron que la inescrupulosidad puede convertir a un grupo de médicos en una aglomeración de ratones, donde todos se acuestan con todos, sin importar ni siquiera la similitud en el género sexual. Tiene más truculencia y menos Medicina.

Aparece entonces Doctor House, que para modificar el modelo tuvo que brincar desde el tradicional esquema del paciente con una sintomatología más o menos precisa, aunque de variada peligrosidad, en torno a cuya dolencia logran ponerse de acuerdo varios médicos actuando al mismo nivel y respetándose mutuamente, para finalmente realizar el tratamiento u operación quirúrgica que restableciera la salud de los múltiples pacientes ingresados, todo dentro de los 40 minutos de un episodio regular (los restantes 20 son para la odiosa propaganda mercantilista que nos aliena, en favor de algunos productos que se necesitan en el sistema Capitalista. Como no son imprescindibles, ni siquiera útiles esos bienes, productos y servicios, en el Socialismo, esos 20 minutos se dedican en países como Cuba y Venezuela a resaltar las virtudes y cualidades de no enrrollarse con más de un pensamiento socio-político, ni simpatizar-militar en más de un partido político, para alcanzar la meta superior de conformarse con un solo tobo de agua para cada baño personal, un solo autobús para los traslados de cada conglomerado, un solo bombillo encendido en la casa, un solo canal, un único Patrón –el Estado- y un solo Líder, imprescindible e iluminado, quien nos guiará por décadas hasta llegar a la encrucijada en que abrazamos de nuevo al odiado Capitalismo, o colapsamos y nos convertimos en pueblo en extinción).

En la serie Doctor House solamente existe la parte del Hospital donde trabajan los siervos con diploma universitario de pre y postgrado bajo las muy estrictas órdenes y arbitrariedades del protagonista esencial, el mensaje subliminal es harto evidente, Democracia Cero, aquí se hace lo que a mí me dé la gana. Los pacientes ingresan sin síntomas precisos, y a lo largo de cada episodio el tirano House y sus inteligentes esclavos con bata, van jugando a las adivinanzas, llegando a diagnosticar hasta ciento veintiocho enfermedades (algunas de las cuales ni siquiera imaginamos que pudieran existir, en el más alocado de nuestros sueños) en cada paciente, hasta que cerca del final del capítulo, House tiene una Epifanía (probablemente derivada de la mezcla de las pepas que se traga a menudo, como si fueran caramelitos de menta, y los corrientazos que se generan en su rodilla, directamente dirigidos a esa sección del cerebro donde ocurren los descubrimientos más portentosos) y parte de la corriente rodillérica enciende el bombillo del diagnóstico definitivo que permite milagrosamente dar de alta al enfermo gravísimo, a quien han suministrado medicinas y hecho exámenes que serían suficientes para mantener funcionando a cualquier hospital de los nuestros (donde falta presupuesto, personal, medicamentos, equipos, pero sobran pacientes).

Como también a la serie Doctor House le llegaría el turno de hacerse predecible, como en el pasado le ocurrió a Casey, Kildare, ER, Grey’s, los productores no hallaban cómo hacerle frente a la caída del déspota Rating, pues ya las audiencias en el mundo entero se estaban aburriendo hasta de la singularidad del programa. De antemano se sabía que House, médico al fin, descubriría entre docenas de miles de potenciales candidatas, a la propia, a la enfermedad que arrinconaba al pobre paciente, y la definiría junto con el específico tratamiento curativo, para que los televidentes ya pudieran descansar de tanta angustia acumulada. El giro, les fue propuesto por un genio de la industria mediática, alguien que surgió y se ha mantenido en la cúspide de la fama gracias a un prolongadísimo rosario de transmisiones en cadena, comenzando con un “por ahora” que logró convertir un golpe militar absolutamente chimbo y criminal, en el lanzamiento de un producto rentable, La Esperanza repartida por el Caudillo. Los responsables de producir Doctor House enseguida reconocieron las cualidades del cambio que les fue propuesto, revolucionario sin lugar a dudas. La incorporación del nuevo protagonista mantenía los rasgos esenciales de la serie original, pero le añadía nuevos elementos que pulverizarían la monotonía derivada del esquema ya conocido. El programa seguía siendo fiel a su consigna antidemocrática, ni los pacientes, ni el personal del Hospital, ni los miembros del equipo élite de House, valían lo que una afirmación del inglés mudado a Los Ángeles. Pero los cambios fundamentales consistían en que a partir de ahora, ningún médico, ni siquiera House, tendría la última palabra. Lo revolucionario, que seguramente cautivaría audiencias por algunas semanas al menos, monopolizando el Rating, eran tres elementos de la nueva trama; 1. El propio paciente es quien da la cara e informa al mundo entero, 2. el Diagnóstico proviene de una persona que ni es médico ni está en condiciones mentales como para hablar coherentemente, y 3. la enfermedad en sí se mantiene en el más absoluto misterio, a objeto de que cada espectador pueda dar rienda suelta a su creatividad personalísima, y determinar el tipo de enfermedad que tiene quien, desde ahora y por muchos episodios, ha de ser el primordial paciente de la Serie, así como la intensidad y ubicación de la dolencia. Para imprimir más originalidad a la Serie, cada cierto tiempo el paciente dejará el Hospital donde laboran House y su equipo, y se trasladará a una isla en el Caribe, desde la cual no se podrán enviar imágenes relacionadas con actuaciones médicas, pero tendrán eventuales apariciones del Protagonista-Paciente informando acerca de su estado, a su lado el Diagnosticador, ambos disfrazados de deportistas, sin salirse de las premisas iniciales, que son las que dan mayor interés a cada episodio; Qué es lo que en definitiva le aqueja, Dónde lo tiene, Cual es el tratamiento que le aplican, Quiénes son sus médicos tratantes (¿ son mudos o demasiado tímidos ?), A qué distancia está el paciente de los dos extremos del túnel, el de la salud recuperada, o el de la caja de madera con ventanita de vidrio y posterior entierro o cremación, asigún él mesmo escoja, seleccione, opte, lleve gusto o se empeñe y encapriche.

No sabemos por cuanto tiempo pueda sostenerse con alto Rating la serie Doctor House con esta revolucionaria trama, pero intuímos que el tiro le puede salir por la culata, porque así como inspira lástima en algunos, la representación de quien finge sufrir una enfermedad grave, también produce en muchos, enormes expectativas por un final drástico, pues en los casos de protagonistas antipáticos y perjudiciales, que terminen pasando el páramo en escarpines les llega a generar inmensas alegrías a las audiencias que ya consideran insoportable el programa y muy especialmente su protagonista. Aunque el meollo del programa es precisamente no divulgar la específica enfermedad del paciente, pero a la vez dan libertad para que cada televidente trate de deducir su dolencia, yo particularmente pienso que tiene un EGO hipertrofiado con Mentalidad Obsoleta y muy susceptible de dejarse influenciar por remanentes del tumor Estalinista que llegó a hacer Metástasis en buena parte de una generación, durante los 60s y 70s, con visos de Alzheimer Ideológico que les recordar lo que ocurrió con el Muro de Berlín, la URSS, China, Vietnám, y lo que bajo propaganda engañosa, ocurre actualmente en la Cuba de Raúl, el capitalista salvaje.

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