Trump; Adversario
invencible, triple purgante.
Edgard J. González.-
Donald John Trump nació el 14 de junio de
1946, y se crió en el sector Jamaica de
Queens, uno de los Buroughs que conforman a la ciudad de Nueva York, en la orilla oriental del
río del Este a un costado de la isla de Manhatan,
sobre Brooklyn. Su abuelo era un
alemán que llegó a EEUU con 16 años, su padre se dedicó al negocio de la
construcción de conjuntos de casas
pequeñas y sencillas, que daba en alquiler o venta en Queens, y su empresa tuvo un creciente éxito, lo
que le permitió dejar a su viuda e hijos una considerable fortuna. Trump es la
persona con más edad al momento de
tomar posesión de la presidencia de EEUU, el 20 de enero del 2017 tenía 70 años y 7 meses (Kénnedy 290517 / 221163, 43 años 7 meses, Obama 040861, 47 años 5 meses, Clinton
190846, 62 años 5 meses, Reagan 060211
/ 050604, 69 años 11 meses), y es el único que alcanza la presidencia sin haber antes ocupado un cargo en la
administración pública, ni municipal, ni estadal ni nacional. Toda su trayectoria
anterior ocurrió en la esfera de los negocios privados, construcción de
viviendas y programas de TV.
Coqueteó con la posibilidad
de aspirar a la presidencia desde los años 80, pero lo hizo en serio en 2015 y venció a 16 precandidatos
del Partido Republicano, así como a la candidata del Partido Demócrata, Híllary Clinton, en las elecciones de
noviembre 2016. Durante más de 5 años ha sido blanco de ataques desde el bando
demócrata, primero pusieron el énfasis en sus actividades construyendo elevadas torres para hoteles u oficinas, y
en el programa de TV “The apprentice” en el que los concursantes compiten para determinar quién tiene mejores cualidades
como Gerente de un proyecto-empresa.
Su aparición en TV fue exitosa y le dio fama
a escala nacional, lo cual, junto con su promesa de hacer de EEUU “Great again”, fueron factores importantes
para la decisión electoral del estadounidense
promedio, habitante de las áreas rurales y los pueblos pequeños, que se
sentían subestimados, preteridos,
por las campañas tradicionales y el declive
de la economía. Inmediato a su triunfo en 2016, sus adversarios pasaron a
acusarlo de haber hecho fraude mediante
intromisión cibernética desde Rusia, la investigación demostró la falsedad
de los cargos. Su gestión desde el 20 de
enero del 2017 ha sido exitosa, cumpliendo parte de lo ofrecido, ha
enfrentado las amenazas de NorCorea
(2 reuniones con Kim Jon Un), la competencia
desleal de China, la constante fuga
de inversiones de empresas estadounidenses que instalan parte de sus
fábricas fuera de EEUU para reducir
costos, en países con salarios de
miseria, sin control de calidad ni seguridad laboral. Ya ha logrado que las
cifras de desempleo sean las más
bajas en décadas, y ha puesto mano firme en sus políticas de rechazo a la inmigración ilegal y a
regímenes que violan los Derechos Humanos y el sistema democrático, como también
exigió a la Unión Europea que pague
las alícuotas de la OTAN, cuyo
mantenimiento es financiado primordialmente por los USA. Gracias a Trump, Venezuela es prioridad en el tablero
mundial y tiene el respaldo de 59 países en su lucha para recuperar las
libertades, la Democracia y la prosperidad. Trump gradualmente está revirtiendo las muy alcahuetas medidas con
las que Obama benefició a la dictadura cubana, sin obtener algo a cambio
(tan sólo por su pretensión de dejar un legado trascendental, en su sosa y
provinciana gestión de 8 años).
El partido de los burros
(es su mascota, como el elefante la
de los republicanos), en su desorientación ha optado por apoyar las causas del “progresismo”, en las que coincide con todas
las variantes del ambiguo socialismo
(que van desde la alicaída socialdemocracia a la extrema izquierda
neoestalinista) que dan respaldo a las “causas”
de grupúsculos presuntamente discriminados por el establishment, las leyes y
los poderosos. Falsean o exageran la
realidad y se victimizan a destiempo, como los negros supuestamente agredidos por autoridades racistas, los inmigrantes, los LGBT, los musulmanes, las mujeres, opacando esas minorías los
problemas de las mayorías de los estadounidenses
relegados, los que invierten, trabajan, pagan sus impuestos para mantener
la seguridad social y la infraestructura
del país, minimizados por los constantes
escándalos de quienes alegan ser víctimas, sin reconocer que disfrutan de más libertades y prosperidad en EEUU, que
en la mayoría de los países del planeta, cuyas
aberraciones y excesos no combaten esos mismos que se rasgan las vestiduras
exigiendo trato especial, en la potencia de Norteamérica, donde pueden protestar sin correr los brutales riesgos
en los países donde sí menosprecian y maltratan a las mujeres, a los
homosexuales, a los disidentes, a los creyentes de religiones diferentes a la
islámica, países donde hay explotación laboral, intolerantes sectas o
tribus, normas medioevales, interpretadas por ayatolas o militares. Repudian la lluvia, bajo buenos techos.
Como todo indica que Trump mantiene el apoyo de quienes lo respaldaron en 2016, y probablemente
le pueda agregar otras decenas de miles
de votos de estadounidenses que disfrutan los buenos resultados de lo que ha
realizado en su primera gestión, a menos que ocurra un cataclismo
político-económico, muy improbable, la
reelección de Trump es inevitable, mucho más con el poco carisma y mala imagen de los que hasta ahora se han precandidateado
en el bando demócrata, desde Biden
(la presunta “víctima” de Trump por solicitar de Ucrania una investigación a fondo sobre el papel que jugaron Joe y su hijo Hunter Biden, sueldo
mensual de 50.000 dólares como “asesor” sin
credenciales de una empresa ucraniana vinculada con intensa corrupción, mientras
su padre hizo 11 viajes a Kiev, en
calidad de Vicepresidente de EEUU, sin que se hubiera resuelto el grave
problema derivado de la invasión y anexión de la Península de Crimea, por
parte del inefable Putin). Por ello,
los demócratas resolvieron tomar el atajo
del impeachment, del cual salió absuelto Trump (queda por aclarar la
actuación de los Biden en Ucrania), a
Bernie Sanders, chavista gringo, con propuestas
marxistoides que difícilmente hallen seguidores en la meca del Capitalismo.
Los demócratas
tergiversan todo cuanto haga Trump, buscando infructuosamente dañarlo ante el electorado.
Resalta el ardid de acusarlo de tratar indebidamente a los inmigrantes,
omitiendo que su empeño es por aplicar la Ley de manera estricta e impedir el ingreso de la inmigración ILEGAL.
Otras maniobras adulteran el propósito de alcanzar
Tratados de Comercio internacional en los que EEUU se beneficie más que
hasta ahora (ya firmó un buen acuerdo con Canadá, a China la lleva con rienda corta, y Europa tendrá que disminuir su enfermizo rechazo a lo que provenga de EEUU,
un nacionalismo tonto que pone bajo la alfombra la deuda histórica derivada de
la intervención gringa en la 2ª guerra mundial, que nos salvó de estar ahora obedeciendo órdenes humillantes en idioma
alemán).
En 2017 una mujer en
bicicleta le mostró el dedo medio a la caravana de Trump, e inmediatamente
fue la heroína de los demócratas y el resto de enemigos de Trump. Y es obligado
preguntarse; 1. ¿Cómo habría sido la reacción del antitrumpismo, si Donald le hubiera hecho la puñeta a
ella? ¿Si se lo hubieran hecho a Obama siendo presidente?. Seguramente que
entonces habrían interpretado como
grosería e insulto inaceptable, lo que aplauden en la ciclista que ofendió a
Trump (la Casa Blanca no ha informado cuantos
minutos de sueño perdió el catire, la noche de la heroica seña que
alebrestó a los extraviados y loosers del partido demócrata).
Trump, sin tener una larga trayectoria en la política, ha
resultado un batacazo en la dinámica
de EEUU. El éxito lo ha acompañado desde que decidió aspirar a la presidencia,
y ha sido tan buen adversario que
también funciona como purgante para sus rivales y enemigos declarados. Les
tocó tragar purgante al derrotar a
Híllary Clinton (que representaba no sólo la doble moral que empapó la gestión presidencial de su marido, sino
la continuación de la intrascendente
gestión del mulato Obama. La mudanza de la embajada de EEUU en Israel, de Tel Aviv a Jerúsalen, fue acordada
en tiempos de Bush Junior, ni él, ni
Clinton ni Obama se atrevieron a cumplir ese acuerdo formal. Trump simplemente lo ejecutó). Les dio
una segunda y generosa ración de
purgante con el contraproducente impeachment, que los dejó ante la opinión
pública como maniobreros buscando evitar
el éxito total de esta primera gestión de Trump, y les va a causar nudos en los intestinos de los
demócratas, cuando en noviembre de este año los estadounidenses lo reelijan para su segunda gestión
presidencial 2021-2024. Y sospecho que también sufrirán los efectos del
purgante, los incondicionales miembros de la
Nomenklatura castrista, en la Cuba de partido y pensamiento único, y la mazamorra sucialistadelsiglo21, casa
matriz y franquicia del criminal,
inviable y anacrónico comunismo, que debió expirar por completo en ese
lapso del 89 al 91 que va del derrumbe
del insólito y oprobioso Muro de Berlín, hasta el colapso de la poderosa URSS,
y sin embargo se mantiene en condición de zombie,
en las dos monarquías marxistoides, la
parasitaria Cuba, el fósil Norcoreano, y la destructiva mojiganga chavista-madurista,
apoyada en varias bandas armadas, sobreviviendo de actividades ilícitas como el
narcotráfico, la minería antiecológica y
agiotista, matraqueo y extorsión a diversas escalas, blanqueo de dineros
robados a la nación venezolana, y cada vez con menos opciones de hallar refugio cuando deban salir huyendo,
y crecientes probabilidades de que no puedan disfrutar de sus fortunas mal habidas, porque las
sanciones y la constante supervisión de esos dineros, los van a dejar con lo
que se lleven puesto, ligando que los
acepten en Zimbawe.