Carmona Estanga, Baduel, y los misterios de abril
ABRIL 11, 2017 EDGARD J. GONZÁLEZ
Este 11 de abril se cumplen 15 años del inicio de un episodio trascendental en la Historia contemporánea de Venezuela, tres días del año 2002 durante los cuales ocurrieron hechos de diversa y confusa naturaleza, que produjeron graves consecuencias y sin embargo permanecen incompletos y borrosos, impidiendo su comprensión y dominio desde la seria distancia de los 15 años transcurridos y las responsabilidades sin definir, tras la aparente confusión de aquellos dramáticos días de abril, cuando el país tuvo dos primordiales opciones y, por razones todavía no esclarecidas, tomó la más perniciosa, que lo condujo a la profunda crisis actual.
Pedro Carmona Estanga publicó una carta [23 páginas en letra Verdana, 48.022 caracteres con espacios, 7.821 palabras, 57 párrafos] a raíz del 15º aniversario de aquellos acontecimientos, en los cuales él tuvo evidente protagonismo, pero -es lo que motiva mi análisis- a pesar de lo larga y profusa, dedica poco a la tarea pendiente de aclarar lo que realmente sucedió del 11 al 13 de abril del 2002, dejando en sombras buena parte de lo que él y un reducido grupo de militares y civiles hicieron, desde la tarde de aquel jueves, hasta que todo se transformó en una ominosa burla y el sátrapa criminal, aparentemente renunciante y sometido, fue colocado sorprendido y asustado, de nuevo en la posición desde la que tanto daño había hecho, y desde la que más daño aún iba a perpetrar, hasta sus muertes en diciembre del 2012 y marzo del 2013. Otro personaje protagónico de aquel “trienio” (en días), Raúl Isaías Baduel, quien ya tenía su cuota de participación en la artificial épica elaborada en torno al MBR200 y el Golpe militar del 4F92, con su repentina actuación del sábado 13 multiplicó su protagonismo y logró un sitial de honor en el santoral revolucionario, con su efigie en la nave central de la iglesia que comenzó a construir el castrochavismo, y Baduel a la diestra del comandante sagrado, para más señas, su compadre por la vía bautismal. Hasta mediados del 2007 Baduel formó parte de la cofradía militar que detentaba el poder, y él particularmente disfrutaba del prestigio derivado de su “heroica decisión” -helicóptero mediante- de “rescatar” al Zeus devaluado, que luego de firmar su renuncia ante el Alto Mando Militar -Lucas Rincón dixit, en cadena nacional de radio y tv-, y de lloriquear en Turiamo y en La Orchila, fuese trasladado por su compadre desde su exilio orchilero hasta Miraflores, donde tuvo lugar la parodia llamada Carmonada el día anterior, y donde han ocurrido otros capítulos de la saga “revolucionaria”, cuyos detalles debe conocer Baduel (en esa serie desde que improvisaron la escena del cursi juramento del Samán de Güere, para luego asaltar a tanqueta y balas, Miraflores y La Casona), pero Raúl Isaías (a diferencia de Carmona Estanga, que ya publicó un libro -que no conozco- y la carta a la que hago referencia), no ha sido pródigo en explicaciones sobre sus motivos y actuaciones, de modo que -en lo que respecta a los sucesos de aquel abril-, ambos nos deben informaciones cruciales para conocer y entender lo que entonces sucedió en Venezuela.
Aclaro que coincido con Carmona Estanga en sus descripciones de lo sucedido antes y después de aquellos tres días de abril del 2002 (salvo por gazapos en el texto, que iré señalando), pero le cuestiono que no dé los pormenores de las situaciones en las que él participó, tras la MASACRE en la Av. Baralt de Caracas, y de las cuales surgió la deplorable puesta en escena del viernes 12, que produjeron el vuelco en favor de la restitución del colapsado “ancien régime”. En primer lugar le critico que dirija sus “memorias a la juventud”, haciendo énfasis en “los jóvenes que han crecido bajo el chavismo”, porque los venezolanos de todas las edades y en todas las ubicaciones del espectro político, esperan y tienen derecho a saber en profundidad lo que verdaderamente pasó esos tres días de abril. Quizás mucho más que los que entonces eran apenas unos niños, los adultos que sufrieron los efectos de la emboscada del 11, la payasada del 12, la falsa épica del 13, y la reiterada difusión de la versión oficial que adulteró esos hechos, sin que quienes conocen las verdades ocultas hayan tenido la valentía de referir lo que atestiguaron y/o protagonizaron, haciendo de paso la imprescindible autocrítica, porque si algo sobra en aquellos episodios es el cúmulo de fallas cometidas, violaciones al marco legal, muchas de esas fallas y violaciones provocadas por egos inflados y desprecio por las opiniones y decisiones de la mayoría de los venezolanos, que demostraron su rechazo al chavismo ese 11, y fueron ninguneados el 12, para volver a ser sometidos por una minoría -incapaz y anacrónica- el 13.
Los gazapos en el texto de Carmona; Los círculos bolivarianos no reprimen (eso es función exclusiva de funcionarios uniformados y autorizados), como paramilitares AGREDEN. De la emboscada criminal derivaron 19 muertos -ese día- pero a consecuencia de sus heridas, meses después murió un ciudadano español, lo que eleva el saldo a 20. Falso que “tan pronto Chávez salió de la cárcel de Yare tomó la vía electoral aconsejada por Fidel, quien a partir de allí se convirtió en su mentor político y padre afectivo”: Chávez fue infiltrado en las FFAA a comienzos de los años 70, como ficha del castrismo, parte del Plan B al ser derrotado el Plan A de Fidel, el de las guerrillas. De manera que era un agente castrista mucho antes del 4F y de sus reuniones con Fidel en Cuba. Al salir de Yare en marzo de 1994 y hasta 1997 promovió la Abstención electoral (y mantenía la opción de resucitar las guerrillas). Rangel y Miquilena lo domesticaron y enrolaron en lo electoral. La opción de que Chávez viajara a Cuba el 11, no fue “atendiendo el pedido de Castro”, pues uno de los generales involucrados en esa negociación informó que, notificado Fidel de la solicitud de Chávez, Castro sugirió que se lo enviaran a Aznar (como en septiembre del 73 con Allende, no estaba interesado en una pieza derrotada. Luego vio la inusitada popularidad del golpista fracasado, y ordenó a otro de sus agentes, Maduro, que se había negado a participar el 4F, que fuese a Yare y sirviera de transmisor de sus órdenes al fanfarrón de Sabaneta, pero eso ya es harina de otro costal). No sólo el TSJ sentenció que en abril no había ocurrido un golpe de Estado sino un vacío de poder, José Vicente Rangel así lo reconoció en declaraciones que fueron publicadas por El Nacional el sábado 13. Entre las contribuciones financieras a la campaña de Chávez, hubo una de millón y medio de dólares del BBVA que nunca fue investigada. Chávez no implantó las “misiones” luego del referéndum, la invasión castrista comenzó mucho antes, y sin cumplir el requisito de Ley de homologar los presuntos títulos de los toeros cubanos, mediante la Revalidación (en la que han sido reprobados más de la mitad, en Chile y Brasil). Leopoldo López, no fue acusado de estimular las protestas sino de incitar a la violencia (lo que no pudieron demostrar, ni siquiera a nivel "subliminal"). 112 Diputados no equivalen a la mayoría absoluta, sino Calificada. Son dos tercios del total de 167.
Omisiones y barbaridades de la Carmonada; Ninguno de los protagonistas de aquellos tres días, incluido Carmona, se han referido a la Renuncia, ya sea para negarla o para afirmarla, del desplazado y repuesto en la presidencia, no han dado suficiente información respecto de esa Renuncia y lo que la motivó, la MASACRE. Ni siquiera Lucas Rincón, el que dio la primicia en cadena, la madrugada del 12: “Pueblo venezolano, muy buenos días. Los miembros del alto mando militar de las FFAA deploran los lamentables acontecimientos sucedidos en la ciudad capital en el día de ayer. Ante tales hechos se le solicitó al señor presidente de la república la renuncia de su cargo, la cual aceptó. Los miembros del Alto Mando Militar ponemos, a partir de este momento, nuestros cargos a la orden, los cuales entregaremos a los oficiales que sean designados por las nuevas autoridades. Finalmente, quiero hacer un llamado al glorioso pueblo de Venezuela, a mantener la calma, y al ejercicio de un ejemplar civismo, rechazando toda incitación a la violencia y al desorden. Tengan fe en sus FFAA”. Francisco Arias Cárdenas luego fue mucho más explícito: “Hay que responsabilizar como ejecutor, a Rodríguez Chacín. Hay que, como autor intelectual y jefe de esa banda de delincuentes, al propio Chávez, al presidente de la República. Esto es una acción contra el sentimiento más noble del venezolano. Absolutamente seguro de que estaba bajo conocimiento, que fue ordenada, y que una mente enferma, mire, tenemos que entender los venezolanos, y todos los venezolanos, y le hablo todavía a los que tienen un poco de fe, guardan fe y esperanza, quítense la venda de los ojos, estamos frente a un asesino, con toda la extensión de la palabra, una persona enferma, un paranoico, enfermo de poder, que cree estar poseído de una tarea histórica, destruyendo y matando venezolanos. Y esa gente que está allí, como el responsable de dar la orden de asesinar venezolanos, tienen que pagar su culpa. Por las normas de la democracia, de la paz y de la convivencia, tienen que pagar su culpa. Lo que no se puede apoyar un minuto más, un segundo más, por favor, le hablo a la gente de quinta república, le hablo a los venezolanos todos de bien, pero sobre todo me importa hablarle a los compañeros de armas; No podemos seguir defendiendo, no pueden ustedes seguir defendiendo esta ignominia, un presidente asesino, manchado con la sangre de los venezolanos”. 15 años después de aquella barbarie, seguimos en el limbo, sin definir las responsabilidades de cada quien (y Arias Cárdenas regresó mansito de subalterno del asesino, y del sucesor designado en La Habana).
No sabemos con certeza qué convocó en Fuerte Tiuna a Carmona Estanga, y los altos oficiales que produjeron la torcida “transición”, que en pocas horas decidieron volver a poner las sábanas viejas y dejar la habitación como estaba. Tampoco sabemos qué hacían en Fuerte Tiuna Orlando Urdaneta y Pérez Recao, dos civiles sin experiencia como operadores políticos. Ni el papel que jugaron los dos sacerdotes –Velasco y Porras– involucrados en los traslados de Chávez, a quien “el alto mando -en virtud de los lamentables acontecimientos– le solicitó la Renuncia, la cual aceptó”. En especial recuerdo que Rafael Poleo dijo que llamó a cada uno de los representantes de las organizaciones importantes del país, la noche del 11, para reunirse y producir una respuesta idónea al evidente vacío de poder que imperaba, y que Carmona Estanga le había dicho que “estaba tan cansado, que ni siquiera iba a irse a su casa, que ya había pedido una habitación en el hotel Four Seasons de Altamira, y se disponía a irse a la cama de inmediato”. Es obvio que evadió reunirse con los sectores civiles y corrió a Fuerte Tiuna a cuadrar la figura choreta que mostraron al país el viernes 12 desde Miraflores.
Tampoco existen explicaciones serias sobre la activación del Plan Ávila por parte del ya desesperado y muy humanista Tiburón UNO (crítico nomber uan del uso del ejército para enfrentar los desmanes del caracazo), la función filantrópica de los 30 malandros en Puente Llaguno, ni del repentino Alzheimer en Allan Brewer Carías y Daniel Romero, que les impidió ver las barbaridades jurídicas que propusieron en su defectuoso decreto, que entusiasmados aplaudieron a rabiar los doscientos ¿analfabetos funcionales? invitados a esa kermesse. Quienes produjeron ese Frankestein secuestraron la hermosa gesta que más de un millón de ciudadanos realizó el jueves 11, deliberadamente se agavillaron a espaldas del resto de genuinos representantes de la Nación, para elaborar esa monstruosidad que destruyó entera la posibilidad de haber logrado una transición legítima hacia la recuperación de la Democracia y del país, hoy en peores condiciones que hace 15 años.
Baduel por su parte, nunca ha compartido la información sobre su reacción ante los hechos terribles del 11 de abril, la conducta de su compadre ordenando activar el Plan Ávila, ocupando el espectro radial y televisivo para impedir que el país fuese testigo de la Masacre en la Av. Baralt, los entretelones de lo ocurrido esa noche en Miraflores y en Fuerte Tiuna, sus pensamientos y movimientos durante el viernes 12 (de todo lo cual necesariamente estaba al tanto), con Fanfarrón 1 en Turiamo y La Orchila, y las razones por las cuales finalmente decidió intervenir -como la resurrección de Cristo, al tercer día– y “rescatar” al renunciante (¿mintió Lucas? ¿queda impune?) para que prosiguiera su sistemática labor de destrucción del país y entrega de nuestra Soberanía y recursos a sus amos en Cuba, lo que pudo ver con total claridad Baduel en 2007.
Esos tres días de abril tienen la cualidad de provocar en sus protagonistas unos accesos de amnesia muy interesantes, individuos de ambos bandos coinciden en mantener ocultos los pasajes inconvenientes, y la Verdad paga la factura. Es comprensible que Baduel soporte con aparente estoicismo las injusticias cometidas en su contra, desde que se opuso a la creciente cubanización y a la Reforma de la Constitución. De manera muy estalinista su imagen fue borrada de la iconografía chavista, el héroe reducido a vulgar ladrón, juicio amañado y cárcel. Es probable que él lo acepte como “gajes del oficio”. Pero que persista en no hacer autocrítica y denunciar la gradual descomposición de la secta militar que desde el poder abusa, malversa, narcotrafica, reprime, y llegó al extremo perverso de tomar injustas represalias contra su hijo, Raúl Emilio (junto a otro chivo expiatorio del caso Baduel, Alexander Tirado), es algo que no logro entender, mucho menos compartir. No formé parte de la muchedumbre de opositores con Certificación de Origen, que se dedicaron a rechazar a Baduel, cuando le dio la espalda a la muy corrupta revolución castrochavista. Escribí en su favor (“Traición y certificación de pureza”), proponiendo tolerancia para que lográsemos, entonces algo lejano y difícil, esta condición de MAYORÍA que hoy ostentamos, demostrada desde las parlamentarias del 6D15. Pero lo cortés no quita lo valiente; Carmona y Baduel tuvieron actuaciones estelares en abril del 2002, ambos incurrieron en graves errores, pero ambos son parte de esta diversidad, de este pluralismo que se expresa de muchas formas, dentro del respeto a la Constitución y los esquemas de la Democracia. Son también opositores que busca imponernos el yugo del colectivismo anacrónico y castrante. Pero ambos mantienen en secreto informaciones valiosas que, junto a la imprescindible autocrítica, serán muy útiles para entender el pasado reciente, calibrar el presente y fortalecernos para alcanzar el futuro de libertades y prosperidad que nos merecemos.